Mario Vargas Llosa firma uno de los artículos más conmovedores de cuantos he leído. Su título es
Homenaje a un combatiente y lo dedica a modo de despedida al recientemente fallecido Jean-François Revel. Tiempo habrá en este blog para dedicarle algunas reseñas a este icono del liberalismo europeo. Aquellos que no hayan leído el artículo, lo pueden hacer en este enlace:
http://marioelescribidor.blogspot.com/2010/01/despedida-un-combatiente-homenaje-jean.html
Pero no puedo dejar de poner aquí el fragmento final:
"Nos conocimos a principios de los años setenta y, desde entonces, fuimos amigos, y también, creo que puedo decirlo sin parecer jactancioso, compañeros de barricada, porque ninguno de los dos se avergonzaba de ser llamado un liberal, palabra que, a pesar de todas las montañas de insidia con que han querido ensuciarla en estas décadas, sigue siendo, para mí, como lo era para Revel, una palabra hermosísima, pariente sanguínea de la libertad y de las mejores cosas que le han pasado a la humanidad, desde el nacimiento del individuo, la democracia, el reconocimiento del otro, los derechos humanos, la lenta disolución de las fronteras y la coexistencia en la diversidad.No hay palabra que represente mejor la idea de civilización y que esté más reñida con todas las manifestaciones de la barbarie que han llenado de sangre, injusticia, censura, crímenes y explotación la historia humana. Y pocos intelectuales modernos obraron tanto como Revel para mantenerla viva y operante en estos tiempos difíciles".