viernes, julio 28, 2006

Este no es sólo un libro dirigido a los docentes, ni mucho menos. Creo, sinceramente, que todo el mundo debería leerlo. Porque la situación de la enseñanza en España ha llegado a tal grado de mediocridad que urge dar un toque de atención como el que aquí hace Javier Orrico. Este periodista, poeta y catedrático de Lengua y Literatura de Enseñanza Secundaria arremete contra el desastre del sistema educativo español que arranca en la LOGSE. La Ley que transformó a los profesores en "educadores". Así les gusta llamar ahora a los docentes esa secta de psicopedabobos que invade los institutos y que son los que llevan las riendas de este desastre. Son expertos en nada, dicen saber enseñar a enseñar. Son tecnócratas que no suelen pisar un aula sino que vagan por el instituto dando papeles a diestro y siniestro. Papeles que no sirven absolutamente para nada en la mayoría de los casos, y que los profesores y alumnos cogen de sus manos, siempre con cara de póker y de resignación. Las concepciones paternalistas de la pedagogía moderna son el cáncer de nuestra enseñanza. Fueron los psicopedabobos los que hicieron esta ley, con Álvaro Marchesi a la cabeza, uno de los personajes más nocivos en la Historia de España. Mirad el cursillo de psicopedabobería que se impartía hace unas semanas en Oviedo, no sé si es para reír o llorar:
http://www.antipedagogico.com/2006/06/curso_muy_formativo.html
También es ilustrativo el brillante artículo de Jesús Palomar "Muera entonces la Filosofía" que podéis encontrar en este enlace:
http://usuarios.lycos.es/alicantefilosofia/muera-filosofia.htm
Mientras, las estadísticas cantan. Cualquiera puede consultarlas. El nivel de conocimientos de nuestros alumnos es de los más bajos de nuestro entorno. Y nadie hace nada por remediarlo. Qué pena.

martes, julio 11, 2006

Reinaldo Arenas descubre en este libro la podredumbre extrema del régimen castrista. Es una magnífica biografía, muy bien escrita, algunos de sus pasajes recuerdan el realismo mágico. Sólo que lo que se cuenta aquí no es ficción. Por ejemplo, nos narra que era tanta el hambre que era frecuente robar animales del zoológico para comérselos, como ocurrió con el famoso caso del león del zoológico de La Habana que se merendaron algunos hambrientos.
Arenas, después de pasar por las sórdidas cárceles cubanas, consiguió escapar de la isla-cárcel tras el rocambolesco episodio de la crisis con la embajada peruana en 1980. Para aquellos que no lo conozcan se lo contaré brevemente: un conductor de autobuses, desesperado, está decidido a escapar como sea de Cuba. Ni corto ni perezoso empotra el autobús con todos sus pasajeros contra la puerta de la embajada de Perú y escapa al interior solicitando asilo político. Pero lo más asombroso es que las personas que viajaban en el autobús hicieron lo propio. Se produce una crisis diplomática con Perú y las autoridades cubanas retiran de la embajada la escolta oficial, lo que motiva a muchos cubanos a entrar en la embajada y a muchos otros a esperar su oportunidad en los alrededores de la misma. Fidel Castro, desbordado, decide entonces la única solución posible para evitar el estallido de una revolución popular: dejar salir del país a aquellos disconformes, igual que si se tratara de realizar una sangría a un organismo enfermo. Arenas recuerda "en medio de un discurso desesperado y airado a Castro, junto a García Márquez y Juan Bosch que aplaudían, acusar a toda aquella pobre gente que estaba en la embajada de antisociales y depravados sexuales".

sábado, julio 08, 2006

Lo bello se refiere al poder cognoscitivo, pues se llama bello aquello cuya vista agrada, y por esto la belleza consiste en la debida proporción, ya que los sentidos se deleitan en las cosas debidamente proporcionadas como en algo semejante a ellos, pues los sentidos, como toda facultad cognoscitiva, son de algún modo entendimiento.

Tomás de Aquino
Suma de Teología

lunes, julio 03, 2006

JOHN STUART MILL Y LAS MUJERES

En Aviñón, compró una casa cerca del cementerio. Desde las ventanas, podía ver la tumba de Harriet Taylor, su amada mujer. Pasaba largas temporadas allí, reconfortado al saber que estaba a su lado. Seguro de que pronto descansaría junto a ella para siempre.
Que nadie crea que aquel arrebatador amor fue la causa de las avanzadas ideas que, sobre la mujer, tenía John Stuart Mill. Él mismo aclara este punto en su magnífica Autobiografía. El que luchara por la emancipación femenina era consecuencia de su doctrina liberal. En nombre del individualismo, pudo Mill defender la igualdad de los sexos. Porque el individuo que defiende el filósofo inglés no tiene raza, ni sexo, ni cultura, ni religión. Este individuo es simplemente el ciudadano sometido a la ley. Por tanto, igual y libre. De modo que la ley debe aplicarse a todos y cada uno de los individuos, sin excepción.
En 1869 escribió La esclavitud de las mujeres. En este libro de ineludible lectura, expone sus argumentos para que la mujer deje de estar sometida al varón. Ya en 1867 había presentado en la Cámara de los Comunes el proyecto de ley pidiendo para la mujer el derecho de sufragio. El Movimiento Sufragista sería ya imparable.
Contrasta esta actitud liberal con la que, muchos años después, tuvo gran parte de la progresista izquierda española. Ésta se opuso a que se reconociera el derecho al voto de las mujeres en la Constitución de 1931. Indagar los motivos nos dejaría aún más perplejos. Especialmente relevantes fueron las negativas de Indalecio Prieto y de Victoria Kent. En cambio, la reaccionaria derecha votó a favor. ¿Paradojas de la Historia?
Esta lucha por la igualdad entre hombres y mujeres sólo fue una muestra de lo que Mill propuso en el Parlamento en el corto tiempo en el que ocupó uno de sus asientos. Se mostró contrario a una moción en favor de la pena capital; denunció la manera inglesa de gobernar Irlanda; defendió el derecho de la clase obrera a manifestarse; propuso la educación obligatoria; denunció las atrocidades cometidas en Jamaica, lo que le costó amenazas de muerte.
Las mujeres del siglo XXI no pueden tirar por la borda este legado. No podemos conformarnos con defender sus derechos sólo en Occidente. La lucha no puede tener fronteras ni diluirse en un estúpido respeto a todas las costumbres, bien de la nuestra o bien de otras culturas. Hay prácticas que, vengan de donde vengan, no se deben respetar. Mucho menos si esas intolerables acciones se producen en el seno de un ámbito democrático como el europeo. Aquí, la ley está por encima de las tradiciones o las creencias. Por tanto, no cabe otra salida que someter éstas a aquélla. No sólo se trata de acciones contra los derechos de las mujeres sino de las que atenten contra los de cualquier individuo.
El ciudadano —sin adjetivos calificativos— es el sujeto de derecho. Igualmente, como contrapartida, es el sujeto que tiene deberes. No lo olvidemos. Como afirmaba Mill.

domingo, julio 02, 2006

"En este período de la vida, querido Sócrates -dijo la extranjera de Mantinea-, más que en ningún otro, le merece la pena al hombre vivir: cuando contempla la belleza en sí. Si alguna vez llegas a verla, te parecerá que no es comparable ni con el oro ni con los vestidos ni con los jóvenes y adolescentes bellos, ante cuya presencia ahora te quedas extasiado y estás dispuesto, tanto tú como otros muchos, con tal de poder ver al amado y estar siempre con él, a no comer ni beber, si fuera posible, sino únicamente a contemplarlo y estar en su compañía."
Platón.
El Banquete